Cuando todo parecía retornar a la calma, la pandemia  ha repuntado en Europa, algo que preocupaba a muchos al llegar la temporada del otoño-invierno, llegó lo que se considera otro capítulo del virus, algo que se presentía sucedería si las medidas se flexibilizaban, sin embargo, las personas son corresponsables en estos repuntes por no haber sido respetuosos de las medidas de prevención.

En casi todos los países, el uso de mascarillas y distanciamiento físico es una norma de obligado cumplimiento, incluso se han dispuestos multas a quien no las cumpla.

Las medidas retomadas en Europa varia de un país a otro,  en casi todos; los bares y restaurantes cierran entre las 8 y 11 de la noche, solo despachan comida para llevar; cosa que no sucede en Suecia, donde estos comercios, así como tiendas y gimnasios han permanecido abiertos. Algo similar sucede en Bruselas, que ha permitido transitar en espacios abiertos sin la obligatoriedad del uso de mascarillas, los bares y restaurantes permanecen abiertos hasta las 11 de la noche.

La península ibérica Española  ha sido uno de los países más golpeados, ha sufrido las consecuencias de cambios constantes en las normativas y cierto descontrol en la gente, al ser el país de Europa con mayor número de casos reportados desde el inicio de la crisis sanitaria; las restricciones en la capital Española ha generado disputas políticas entre los partidarios y opositores de estos confinamientos, algo similar sucede en Barcelona, donde han endurecido las medidas de prevención.

Los países con el espacio aéreo abierto, realizan pruebas rápidas a los viajeros que ingresan, y exigen que la persona cumpla 14 días de cuarentena; en el caso de Alemania, han dispuesto una sanción de 50 euros a las personas que no lleven mascarillas en transporte público y en tiendas.

Por lo pronto se espera que estas medidas y la conciencia ciudadana ayude a que se logre frenar los contagios, confiemos en que el cambio de temporada no sea un efecto negativo e incida en los contagios.

Redacción: Carmen Banca