La situación en el hermano país de Venezuela no ha sido fácil para nadie, lo que ha  llevado a miles de ellos irse de su país buscando una mejor calidad de vida; sin embargo la pandemia que golpea al mundo ha cambiado muchos de esos planes, tal es el caso de Douglas Amabiles Pérez,  quien luego de llegar a Perú, tener un empleo decente y un jefe  con calidad humana,  el negoció cerró sus puertas,  tuvo que respirar profundo y decidir regresar a Venezuela, pero como solo podía hacerlo, a pie;  pero su jefe,  le ofreció algo de dinero con lo que pudo comprar una bicicleta y armar un remolque, donde colocó sus  pertenencias, a su perro Pio y sus sueños.

Partió de Lima el 20 de Junio,  con el combustible del pedal y la fuerza de retornar y poder abrazar a su madre. En la primera etapa del recorrido se encontró con varios venezolanos también en bicicleta,  se hicieron compañía y apoyo hasta Ecuador.

Durante la travesía, recibieron mucho estimulo de venezolanos, peruanos, ecuatorianos, colombianos; luego de 15 días de recorrido llegan a Ecuador por trochas, ya que la frontera se encontraba cerrada;   sus compañeros de pedal, se dirigen a otros destinos y Douglas continúa solo con su fiel amigo Pio. Desde el momento que agarraron carretera, el contacto con su familia fue nulo, solo en Ecuador llamó para reportar que todo estaba bien, el 13 de Julio ya se encontraban en Guayaquil.

Douglas y su perro continuaron su marcha y al llegar a Quito, fueron atracados, le dañaron la bicicleta, lo golpearon y le robaron el celular;  pero los ángeles de la vida lo socorrieron y tanto Venezolanos como Ecuatorianos le dieron cobijo, le regalaron un celular y lo ayudaron a reparar la bicicleta, luego de 5 días, con las energías activas y la fe puesta en la meta, prosiguió su viaje rumbo a Colombia.

El 25 de Julio llegó a Colombia y ya el 29 estaba en Cali, allí permaneció por 15 días,  había sido atropellado por un motorizado y se le volvió a dañar la bicicleta, se alojó donde una sobrina que le tendió la mano. El recorrido por Colombia fue muy emotivo,  porque su viaje había trascendido y ya algunos venezolanos lo esperaban en las vías y lo animaban con cornetas de carros y motos.

El 20 de Agosto llegó a Cúcuta y se consiguió la frontera cerrada,  tuvo que dormir en una plaza, protegido con cartones,  sabanas y con la compañía de su amigo peludo,  así como con  la presencia de Dios, como él mismo lo dice, su mejor compañero de viaje, la fe.

Al día siguiente recibió apoyo de venezolanos que trabajaban en la terminal de autobuses, allí durmió.  Con la colaboración de migración de ambos países y la intervención de la misión nevado, el puente Simón Bolívar solo se abrió para dar paso a este venezolano en bicicleta con su perro.

Ya había recorrido 4520 kilómetros y la Guardia Nacional de San Antonio del Táchira le realizó la primera prueba rápida covid19 dando negativo su resultado, allí se queda 4 días y le repiten la prueba que da negativo nuevamente, sin embargo una funcionaria lo envía a un refugio en Ureña, estuvo en dos refugios  un total 25 días,  él prefería dormir  en los pasillos con su perro, para evitar contagiarse y cuidar sus pertenencias.

Venezuela tiene como directriz, que luego de pasar la cuarentena,  toda persona es trasladada  en autobús hasta su ciudad de origen,  con equipaje  limitado, sin embargo su poder de persuasión logró que le permitieran viajar, con sus pertenencias, la bicicleta desarmada y su perro,  el 15 de septiembre sale  con destino hacia el Estado Carabobo,  allí en la villa olímpica le vuelven a realizar exámenes de despistaje rápido. Arma su bicicleta, agarra a su perro y sale  con rumbo a tocuyito, para llegar pedaleando hasta su pueblo de Chirgua, allí lo esperaban en la calle, su madre, amigos y vecinos. Una travesía que duró 88 días.

Carmen Banca